domingo, 19 de abril de 2015

PROBLEMÁTICA DE LA EDUCACIÓN EN DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA



     1.   LOS DERECHOS HUMANOS Y LA EDUCACIÓN



Cuando se habla de una educación en Derechos Humanos, se debe buscar que los estudiantes reconozcan su presencia activa en la construcción de saberes, que posean estructuras de pensamiento para comprender el mundo e interpretar y transformar su realidad.  Por tanto la pedagogía como ciencia que tiene por objeto el descubrimiento, apropiación cognoscitiva y aplicación de las leyes, condicionan los procesos de aprendizaje, conocimiento, educación y capacitación. Ella se convierte en un saber práctico teórico, que producto de la reflexión e investigación del hecho educativo, construye en el proceso enseñanza aprendizaje, independientemente del espacio, contexto cultural o edad de los sujetos (Pérez; 2003). 



2.   RELACIÓN ESCUELA-DERECHOS HUMANOS








La escuela tiene la responsabilidad de formar ciudadanos capaces de actuar de manera positiva en la sociedad, construyendo para eso, las capacidades de ser, saber y saber hacer, indistintamente de las condiciones, roles y cargos de cada uno de los miembros de la comunidad educativa. Los derechos humanos, representan el mejor repertorio de valores universales en la sociedad, por tanto una educación integral no puede estar desvinculada de una formación en valores y principios éticos de la cual los derechos son parte esencial.

Siendo lo anterior una necesidad, ¿Cuál sería el rol de la escuela en la formación de ese ciudadano modelo?

Formar sujetos activos de Derecho, se espera sea la razón fundamental del quehacer de la escuela y la sociedad.  Por tanto, una tarea desde los primeros años de la vida de un niñ@, es promover su educación en Derechos Humanos a partir de conocimientos, actitudes y habilidades específicas que de manera consiente y reflexivas les permita comprender los retos que representan construir una sociedad democrática, justa y respetuosa.

Pero ese proceso de reflexión se enfrenta en muchas ocasiones a una escuela que no ha reevaluado la concepción autoritaria que existe en las aulas, en donde se percibe al estudiante como un simple receptor de saberes y la diversidad de interpretaciones a través del diálogo, no es entendida como la base para la construcción conjunta de los nuevos conocimientos.

Por tanto, la finalidad de una educación para la paz, los derechos humanos y la democracia, se fundamentan en el desarrollo de esos valores que fortalecen una cultura de paz, donde la educación debe fomentar la capacidad de apreciar el valor de la libertad y las aptitudes que permita responder a esos retos. Ello supone que se forme a los ciudadanos para que sepan manejar situaciones difíciles e inciertas preparándolos en la autonomía y responsabilidad individual.  De ello se desprende que una buena educación debe desarrollar la capacidad de comunicar, compartir y cooperar con los demás.

¿De qué manera puede la escuela puede responder a este reto?

Conscientes del reto que implica formar la sociedad que se quiere, protegiendo y promoviendo los derechos humanos, la escuela debe reorientar las prácticas pedagógicas hacia la construcción de conocimientos locales y regionales para transformar con propuestas asertivas el contexto.   De esta manera es importante que se tenga en cuenta su rol al orientar y acompañar la integración de diversos saberes ofreciendo herramientas útiles para la vida que promuevan el desarrollo y transformen las dinámicas sociales.

Sin embargo las estructuras curriculares de la mayoría de las instituciones educativas poseen dos grandes falencias, en primer lugar, la falta de un programa que forme un ser íntegro, a nivel ético y crítico y, la falta de materiales que enseñen oficios técnicos, llevando al estudiante a no enfrentar de manera correcta los retos que le presenta la vida.  Como opción de solución, el niñ@ o joven resuelve violar los derechos de los demás haciendo valer sus posiciones o necesidades, cometiendo actos de violencia, vandalismo y delincuencia, ya que no comprende que existe medios alternos para la solución de los problemas que presenta la vida.

Otro problema, es la debilidad que presentan los estudiantes para analizar la información que circula en la comunidad, situación que genera un empobrecimiento del debate democrático y de la comprensión de los problemas políticos y sociales del país a los cuales su responsabilidad social los obliga.

Lo anterior exige un trabajo educativo, cultural, familiar y social ininterrumpido desde la niñez hasta la formación profesional de todos y cada uno de los colombianos indistintamente de su condición, raza o credo; que permita de esta forma el desarrollo justo de los derechos humanos. 





3.  LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA EN LA EDUCACIÓN COLOMBIANA







Al hablar de construcción de ciudadanía en la escuela colombiana, se aprecian distintas formas que han buscado la participación del ciudadano en la construcción de país. En escuela de liderazgo democrático (Moncada Ramón 2010), explica que en los últimos 200 años, después de la independencia de España, la disciplina fue el propósito del Sistema Educativo colombiano, esta hacía referencia al comportamiento definido por los adultos y por el sistema social, por tanto, la disciplina era estandarización, uniformidad, obediencia acrítica, sumisión, y la indisciplina se sancionaba con castigo, exposición, escarmiento en público y con expulsión.  Es decir educación  tradicional la cual es concebida como el proceso mediante el cual  se transmiten técnicas, valores, hábitos, costumbres, pautas y normas de comportamiento, bajo cierto modelo educativo. Desde esta perspectiva las innovaciones pedagógicas eran consideradas indisciplina, porque expresaban a su manera, una fuga de la estandarización, de la uniformidad.

Para (Magendzo 2006), la libertad, la justicia y la paz solo son alcanzables bajo dos condiciones: a) cuando se da el reconocimiento de la libertad del otro, y b) cuando existe la igualdad de derechos y dignidad; es decir, el respeto a la alteridad como única ética posible. Así vista, la educación es una manera de introducir al niño en un universo de sentido, inscrito hasta cierto punto en su naturaleza, con toda su potencialidad, esta es tarea de la pedagogía (Winfríed 2002)  en Revista Educación y Pedagogía número 7.  No obstante, la educación debe dejar de ser una búsqueda por educar al otro, y convertirse en una experiencia de educarse con el otro, lograr que la educación deje de ser la mera transmisión de conocimientos e información sobre lo que la sociedad cree que el sujeto debe ser. Pues como afirma Paulo Freire "Nadie educa a nadie, los hombres se educan entre si mediatizados por su trabajo diario".

La política en torno a democracia y ciudadanía ha cambiado disciplina escolar por convivencia, conceptos que llevan a replantear obediencia, por reglas de juego que construyan colectivamente un beneficio social.  Este cambio se ha visto reflejado en el Manual de Convivencia Escolar, donde se entiende la convivencia como una construcción social, resultado de acuerdos, que incorpora el enfoque de derechos y entiende a la institución escolar como parte de un sistema cultural y político fundamentado en la ciudadanía y la democracia.  Estas transformaciones han generado retos trascendentales, que exigen al sistema escolar, al currículo, al ambiente escolar y a los maestros, cambios en la forma de relacionarse con niñas, niños y jóvenes así como en la inclusión de asuntos o temas relacionados con sus propias necesidades, intereses, expectativas y problemas.  Por lo que hay que pensar la escuela y las experiencias de construcción de ciudadanía no solamente en el terreno cultural y étnico, sino en el terreno religioso, ideológico regional, en ese sentido (Magendzo 2002), propone asumir la diversidad como uno de los ejes fundamentales de la educación ciudadana.

Por su parte (Vilafranca Isabel 2009), hace referencia a una educación multicultural, capaz de sensibilizar sobre la pertenencia a una misma humanidad, compartida por todos y moralmente comprometidos a pesar de la pluralidad. Contexto que permite reflexionar en torno al rol de la institución educativa y sus procesos administrativos, pues como afirma (Gutiérrez Alberto 2009) en la revista educación y cultura número 53

“Es necesario incrementar las estrategias y los recursos orientados a la gestación de ciudadanos democráticos, participativos, sociales, políticos, activos y críticos, para crear e incorporar la anhelada ciudadanía como una manera de vivir, como un modo de relacionarse con otros en medio de las diferencias, del pluralismo y de la otredad, como una forma de atender y administrar los conflictos y construir espacios de convivencia pacífica” 

Para el Ministerio de Educación Nacional, existen tres elementos sustanciales para la apropiación de las competencias ciudadanas: 1. Formación de la conciencia moral, del sentido de recoger las tradiciones morales que se trae desde el entorno; 2. Transformar los deberes en leyes y normas, mínimos que todos vamos a cumplir, necesarios para sobrevivir como sociedad humana; 3. Formación del sujeto para ser consistente y coherente consigo mismo.  

¿Cuál es el papel de la escuela?

Se ha intentado convertir a la escuela en un lugar de Educación para la Democracia, pero mediante la inclusión formal de nuevos contenidos lo cual según (Melo Jorge  2002) en el artículo educación para la ciudadanía, revista educación integral número 15, no ha dado muchos resultados y sigue siendo urgente que el sistema escolar se transforme en todas las áreas de la enseñanza para apuntar a formas de conducta y participación cognitiva de los estudiantes en el proceso democrático y, al mismo tiempo, a un aprendizaje crítico de las formas del saber.  Es por ello que el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales, actitudinales y procedimentales se constituyen en una condición para el nuevo aprendizaje de la ciudadanía, buscando un cambio en la cultura política del país.  Formar personas que piensen como ciudadanos activos, dispuestos, capaces y capacitados para influir en la vida pública, con habilidades críticas, jóvenes que fortalezcan las tradiciones, los compromisos con la comunidad y el servicio público, con nuevas formas de participación y acción entre ellos. 

Las áreas que aborden el desarrollo de competencias ciudadanas, en la escuela, deben ser transversales con un espacio que permita sintetizar, recoger y ordenar el aprendizaje en talleres o seminarios. Pues como menciona (Correa Blanca 2014) Los conocimientos morales se refieren a la moralidad, pero la moralidad involucra conocimientos característicos de las personas que la realizan, Lo cual implica la mediación de la experiencia de otras personas. Lo anterior  permite pensar que es necesario un proceso de formación docente  que involucre  no solo  metodologías y estrategias pedagógicas, sino  la experiencia como dinamizador en el encuentro con los otros.

Medir el éxito de la Ciudadanía en un sentido convencional es complejo, puesto que se trata más de influir en actitudes y comportamientos que en la simple adquisición de conocimiento y desarrollo de habilidades. No se debe enfocar la culpa en los profesores y enfatizar en ella para alcanzarlo, como se hacen en muchas iniciativas del sector educativo. Por el contrario, es necesario reconocer que la Educación Ciudadana es un proyecto a largo plazo y que se necesita trabajar con una generación de estudiantes antes de que se pueda hacer una verdadera evaluación del impacto que tenga el programa.




CONCLUSIÓN

En sociedades tan fragmentadas como las actuales, las relaciones pueden tornarse muy conflictivas. Por esta razón, es importante el respeto por las diferencias y posibilitar un verdadero diálogo e intercambio cultural más abierto y sincero. Esto implica desde la perspectiva de (Mario Robirosa y otros, 1990),  generar una participación basada en la existencia de ciudadanos activos, informados, motivados, provistos de herramientas para discutir las cuestiones públicas, sus deseos y necesidades, tomar decisiones y acordar a una voluntad colectiva que involucre las diferentes posturas individuales. 

  
Es importante la relación derechos humanos, escuela, sociedad (familia y otros actores) puesto que la acción de la escuela se valida en el comportamiento que ese sujeto manifiesta en los escenarios cotidianos, cuando la sociedad se involucra respaldando el diálogo de los distintos saberes, que circulan en una comunidad para el abordaje de las problemáticas y alternativas de solución.

Es muy importante que todos los escenarios de la comunidad educativa y la sociedad en general se articulen y fortalezcan el trabajo con padres y madres, otros actores de la comunidad, a partir de las actividades inter e intra muro que proponga la escuela.

En esta medida como se afirma en “EDUDERECHOS 1” se debe hacer de los derechos humanos una realidad vivida, que implique salir de la dicotomía entre vulnerador y vulnerado, y ubique al ser humano en el ámbito de lo cotidiano pensando al sujeto como un ser que ejerce sus derechos sin violentar.




BIBLIOGRAFÍA


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Revista educación y cultura N° 53.  Formación Ciudadana: Utopía Posible. Alberto León Gutiérrez Tamayo. 2009
Tunnermann Bernheim, Carlos. Educación en derechos humanos en los sistemas educativos.